Espacio para re-unirnos, pensar-nos, discutir-nos y soñar-nos, como educadores y educadoras populares, para la construcción de un mundo nuevo... debate público para escribir una tesis desde abajo y desde dentro...

Monday, November 06, 2006


Ahora, el turno del Roka... aquí quisiera hacer más énfasis en puntos importantes: primero, compartir el como asume el Roka el tema del trabajo de educador popular desde dentro de la institucionalidad. A fin de cuentas, ese tema, el de las limitaciones de lo "institucional" es un conflicto próximo, por ejemplo, a los futuros profesores de aula... y la postura de combatir desde lo interno no es, al parecer, un consenso. En otro sentido, me gustaría destacar la teoría del "ensimismamiento" de la que habla el Roka acá. Ese es un buen punto de discusión. A fin de cuentas, ¿estamos en un proceso de re-pensarnos o estamos rehuyendo de la dimesión política de nuestra actividad? Espero vuestros comentarios...
Bueno, para l@s admiradores. La foto es del Encuentro Nacional en Concepción, en un patio de la UBB...

Entrevista a Iván Rocabado

Trabajador Social / estudiante Universitario, MOVER-Metro
20 de Sept. de 2006 / 14 horas
Bar del centro de Santiago

Me gustaría partir preguntando cuando es la primera vez que escuchas la palabra “educación popular”…
Mira, la primera vez debe ser a principios de los ’90. Yo trabajaba en un colectivo de mi población que decía llamarse “Sol Naciente”… que era una organización de cabros, pelacables, en la mayoría eran todos consumidores de sustancias… estupefacientes y con la idea de poder desarrollar algo que pudiera mejorar el entorno de la población. Bueno, y en eso llega una ONG; a facilitar el trabajo de nuestro grupo y esa ONG tenía el discurso de la psicología comunitaria, pero un par de trabajadores de esa ONG tenían el discurso de la educación popular, referente que venía más por el lado de las dinámicas, para desarrollar estrategias de diálogo a través de metodologías de educación popular. Historia corta: esta ONG después de desarrollar esta experiencia de trabajo con este grupo, a mi me invitaron a desarrollar unos talleres de formación de animador comunitario, el discurso de trabajo de la ONG era hacia lo comunitario. Participé en dos talleres de formación como monitor de recreación infantil. Después me invitaron a trabajar en el proyecto Kioscos juveniles de información y encuentro, y ahí fueron mis inicios en el trabajo social en la líne4a más comunitaria, Ahí, en el proyecto de los Kioscos juveniles yo conozco a un personaje llamado David Órdenes, que desarrolló un Encuentro de Jóvenes que trabajaban en la línea comunitaria, y el David Órdenes trabajaba mucho más explícito la línea de la educación popular. Estuve ahí participé, y luego el David órdenes convocó a una serie de gente que habíamos participado en esos Encuentros y desarrollamos un proyecto que se llamaba “Escuela Itinerante de Educación Popular” y ahí nos convocamos diferentes personas de distintas partes de Santiago y la gente de Viña, del TAF, que tenían un discurso mucho más desarrollado en EP. Bueno ahí conocí al Saavedra, al Iván, al Pato Garrido y otros personajes… y a partir de esa experiencia, nosotros volvimos de Paraguay con un rollo de EP mucho más elaborado, pero siempre en términos metodológicos, no había una propuesta más política en esos Encuentros, yo te estoy hablando el ’93, por ahí… y a partir de esa experiencia, que la replicamos una vez en Concepción y una vez en Lota, empezamos a conformar una Red de educadores populares, que nos juntábamos sistemáticamente una vez al mes, a discutir sobre metodologías de EP, a la posibilidad de desarrollar acciones en conjunto, pero, insisto, desde la perspectiva más metodológica de la EP, con algunos visos de que la guea tenía algún vinculante con la política. La mayoría de los de ahí trabajamos en experiencias de colectivos, de grupos, pero más institucionales. Y de ese espacio salió el Encuentro que desarrollamos en Quintero, donde se juntaron educadores de todo Chile y el tema siguió siendo, más que nada, con respecto a temas metodológicos. Si bien ahí había muchos más elementos que te llevaban a reconocerte sujeto popular, que yo me acuerdo perfectamente que en ese Encuentro estuvo el Gabriel Salazar, y se escucharon bastantes voces disidentes de que el academicismo no tenía mucho que ver con los espacios de EP, pero, en definitiva, fueron dando luces por donde tenía que ir después la cuestión. Yo después de eso, me perdí, me perdí del carrete de los educadores populares. Siempre cachando que habían personajes que se estaban reuniendo, y, desde ahí retomo el vínculo con la EP en términos más grupales, más de colectivos, de reencontrase con otros educadores populares, con el tema del Encuentro Nacional el año pasado, en Conce… Durante el tiempo que transcurrió, yo desarrollé práctica institucional, aunque siempre mi discurso estuvo desde la práctica de la educación popular, insisto, siempre con el aspecto de la metodología atrás, pero siempre con elementos de que dijeran que los sujetos con los que yo trabajaba no eran meros receptores de una política social vacía, que lo único que pretendía –y eramos capaces de leerlo así con una compañera- control social a partir de la introducción de los elementos institucionales, a través de licitaciones públicas, programas del Fosis, del CONACE, etc., y con ello, especialmente desde una experiencia en la Población La Bandera, comenzamos a trabajar con un enfoque más político… pero de una manera super autodidacta, sin ningún referente más común que la intuición, y las ganas, y la identidad popular que uno tiene… y llegamos al tema del ENEP y con el Garrido nos animamos a darle fuerza al tema de la convocatoria de la Metropolitana, y, a partir de ese momento comienza a emerger una reflexión mucho más profunda en lo personal frente a los desafíos que, como EP, tenemos para hacer transformaciones profundas y reales en los espacios donde estamos desarrollando nuestras prácticas. Y a partir de ese momento es que asumo una posición más política frente a la disciplina, el trabajo social, y del rol de educador que tenía mi trabajo, instalando el discurso de la EP como una herramienta, como una filosofía que permite realizar acciones, en términos de lo que es la intervención, que permite desarrollar con los sujetos, con la gente con la que uno trabaja, elementos para la transformación… desde lo subjetivo, básicamente desde ahí… no es un alternativa que pueda hacer, con la gente… generar propuestas, sino que más bien con la lógica con la que nosotros ahora estamos funcionando, la de instalar una noción de la alfabetización política, sin tener la definición tan clara en ese entonces, pero si posibilitando a los sujetos de reflexionar y pensarse ele mundo desde donde ellos están situados… y con todos los temas que están rodeándolos, con el tema de las políticas sociales particularmente, donde los sujetos se sienten “beneficiarios” siendo en realidad usuarios porque está la lógica del clientelismo ahí operando, claramente, y eso porque la concertación, en el período postdictadura lo que hizo fue instalar profesionales “al servicio de la gente”, pero con políticas y programas que lo único que hacían era entregarles cosas, entregarles cosas materiales: que el proyecto pa’ que los cabros tuvieran tal cosa, que el proyecto pa’ que los cabros se compren la bazucada, que el proyecto pa’ que se compren los zancos, pa’ que hagan el taller de graffiti, entonces ahí se crea un clientelismo heavy que nos toca como consecuencia, por lo menos en el lugar en que estoy yo, en que es difícil llegar a la gente con un discurso donde lo que tú pretendís es posibilitar el diálogo y no le estás entregando ningún elemento material al trabajo de intervención que estás haciendo. Sin embargo, de a poquitito, en algunas experiencias, con el equipo en que yo trabajo, si bien no está instalado políticamente… en términos mucho más… ahí me confundo un poco porque creo que el tema está instalado políticamente, la EP como un proceso de transformación, al estar situados dentro de la institucionalidad, el discurso es más mesurado, más retraído… Cosa que a mi no me ha pasado, yo sigo planteando tal cual es el tema, haciendo la distinción: yo desarrollo mi trabajo en tanto educador, y esa práctica, y esa intervención -aunque no me gusta mucho ese término, desde la EP que es término de intervención, pero que desde el trabajo social es el término que se utiliza-, instalarlo como un tema de quehacer político y, desde ahí se ha ido desarrollando esta reflexión de que, efectivamente, nuestras prácticas –institucionales, sean de la Iglesia-, todas las intervenciones que yo haga, son intervenciones políticas…

Cuando tu tienes ese acercamiento antes de, en tu colectivo, en tu población, ¿cuáles eran tus objetivos, sus objetivos?: entretenerse, salir de la droga...
No, no...en algún minuto yo pensé que el objetivo era desmitificar al marginal, al marginal pobre, al marginal vago, siempre en la línea de la juventud, y trabajaba en esa línea...

¿Qué edad tenías ahí?
21... hace haaartos años ya (risas)

Yo ceo que tenía que ver con el tema del protagonismo, de recuperar el protagonismo que habíamos tenido... yo te hablo de los '90, de principios de los '90, '93, veníamos recién saliendo de la Dictadura, y el segmento juvenil era un segmento muy vilipendiado, y no tenían mucha voz... y los que aparecían con voz era el Instituto Nacional de la Juventud y las primeras políticas públicas que apuntaban a al trabajo con jóvenes... Entonces trabajábamos con una ONG que recibía plata de afuera, entonces por ahí teníamos algún grado de autonomía, y principalmente trabajábamos ahí el tema identitario. Yo me sentía un loco de población, yo nací en una población, mis viejos llegaron ahí en Toma, entonces tenía toda la identidad... era transmitirle al otro que, con toda la precariedad que convivíamos cotidianamente, había muchas gueas que te posibilitaban, muchas cosas que estaban contenidas en cada uno de nosotros en nuestra condición de jóvenes que te permitían relegar de esa juventud, pero no en términos políticos sino en términos de ser un sujeto relevante en esta sociedad, un sujeto que era mandado por otros, por la sociedad adulta, principalmente, y la estigmatización con la que hemos convivido los jóvenes en toda la historia era un tema al cual combatir... Desde ahí era el trabajo de la población, desde que los cabros pudieran zanquear y desde ahí rescatar a cultura popular, y desde ahí estaba presente el tema de la cultura popular, el tema de la identidad popular, en tanto marginales más que populares. Peo era sencillamente eso, de pararse frente a una sociedad que te miraba y te vilipendiaba todo el rato y demostrarle que eras capaz de hacer cosas, no se sí proyectivas, pero principalmente que fueran valoradas por el otro. Era una búsqueda del reconocimiento del otro, en esa perspectiva. Era más que mirarte tú, decirle a otro: -Oye, para de decir que soy un vago, para de decir que soy un vola'o, mira la capacidad que tengo, miras las gueas que soy capaz de hacer... Y en ese sentido creo que los espacios dialógicos, que hoy es posible nombrarlos así, era super interesante en la perspectiva de conocer la historia de cada uno, de donde vengo, que es lo que hago,... puta, estábamos trabajando con una cantidad de cabros que le hacían al ñoco, entonces desde ahí había una mirada más preventiva, en contra de los "flagelos" sociales que estaban apareciendo, que, en el fondo, eran una realidad-, pero que eran elementos que te impedían ser un sujeto creador...

Y cuando llega ese grupo con el tema de la EP, ¿qué es lo que te lama la atención de ese discurso?, ¿las dinámicas que te podían servir, que el rollo era parecido a lo que hacían ustedes, que era un rollo de izquierda?
Yo creo que si, yo creo que ahí hay un despertar hacia la mirada más crítica de lo desde la mirada más político-patidista o de la coyuntura nacional... Este era un grupo que llegó con un discurso donde se cuestionaba la política, la política que estaba levando adelante la Concertación... que era un rollo porque tu te venías despertando de un período donde eran los salvadores que habían traído la democracia, donde no tenías muy madurado porqué habían ocurrido ciertos procesos, me refiero a la transición, a la negociación, y donde estos locos, que venían de lo '80, que venían con un trabajo y que no se habían inscrito o adscrito a las platas estatales para hacer sus trabajos, instalaban un espacio para la reflexión y para cuestionarse el modelo que la Concertación estaba llevando a cabo, desde ahí era un discurso político... y claro, yo me estoy llenando de saberes y claro, estoy entregando mi proceso vital , pero me estoy llenando del trabajo de un antropólogo, de un psicólogo, de un trabajador social, de un educador.... donde el profesor se decía educador popular, el psicólogo se decía educador popular, y yo no entendía mucho cuál era la diferencia, si eran dos profesiones o si eran apuestas, como las nombramos hoy, ético-políticas, y desde ahí yo siento que el pararse con locos con una postura que no tiene que ver con este “nuevo modelo” que se estaba instalando de sociedad que buscaba “darle participación a la ciudadanía que durante los ’80 no había tenido voz”, no era tan así sino que era una máquina de control. Y todo el rato estábamos reflexionando sobre esta transición que era una transición pactada que yo vine a descubrir en ese período. En un momento era tan ingenua la guea que pensábamos que éramos todos libres porque la concertación había logrado quitarle el poder al… al dictador. Bueno, y que antes de eso también había historias de barricadas y todo eso, pero que era una historia irracional, por decirlo de alguna manera, de ir a enfrentarse con los pacos y hacer el desbande pa’ que se fuera Pinocho, sin cachar que detrás de eso había una maquinaria que te estaba utilizando pa’ poder generar el rollo que permitió el proceso de transición que vino después. Yo creo que todo eso se dio por la capacidad de estos locos de ser autónomos del Estado, no tenían una dependencia directa, era plata de Europa… y el discurso que se generaba en Europa, y que reproducía esta ONG pa’ seguir con el financiamiento, era la precariedad con la que todavía se vivía en Chile y la necesidad de desarrollar todavía instancias que permitieran organizar a la comunidad, como te digo, institucionalmente hablando era el discurso de la psicología comunitaria, del trabajo comunitario y, por un grupo de éstos, el de la educación popular, pero, insisto por quinta vez, a partir de aspectos metodológicos, y toda la reflexión que venía después a partir de las posturas ideológico-políticas de cada uno de los que estaba ahí, que nunca se tragaron el pacto de la Concertación…

Ahora, como cabros, pendejos, nosotros nos resistimos a ser intervenidos por esta ONG: -No, que nos viene a lavar el cerebro, no, que nos viene a decir lo que tenemos que hacer… pero después cachamos que en el fondo, y aquí hablo desde las metodologías de la EP, lo que hacían era facilitar el proceso de poder descubrir nosotros nuestras potencialidades y nuestras herramientas para poder conseguir después nuestros objetivos que era mejorar nuestro en torno en la población…

Y es heavy lo que contai, porque son esos años en que los educadores populares se dividen, muchas veces por este tema del financiamiento estatal y todo ese cuento… pero, porque creis tú que esas otras experiencias, como la REDPO; la Escuela Itinerante, que eran experiencias más autónomas, se pierden también entre esas fechas, como desde el ’93 hasta el ’98, ’99. De hecho tú mismo te pierdes en esa época…
No, yo creo que…que tiene que ver principalmente con la llegada, con la instalación y con el perfeccionamiento de como se instala la política frente a todos estos espacios en que se hacía EP, espacios que fueron cooptados por el financiamiento estatal. Yo soy un convencido de eso. Que todos esos espacios autónomos, que funcionaban con recursos del extranjero, a partir de los índices macroeconómicos, las “libertades”, entre comillas, fueron generando la partida de las agencias cooperadoras. Y eso dejó a la deriva a muchos colectivos que desarrollaban sus prácticas desde su propio imaginario. Ellos eran los que creaban las estrategias, diseñaban los proyectos, los que decían: -Mira, por aquí es donde podemos ir…. Se instala este sistema de licitaciones, de programas sociales y , aquellas instancias que se quedaron sin plata negociaron la entrada a este circuito y fueron perdiendo sus prácticas. Desde ahí yo lo identifico como una pérdida de la mística con la que venían desde fines de los ’80 y principios de los ’90 y se mercantiliza totalmente el trabajo social. EN la medida de tener la mayor cantidad de proyectos posibles, para que nos permita tener un sueldo, mantener un local, una casa, y disfrutar de los beneficios de la modernidad que está trayendo el Chile de ese entonces… o sea, yo conozco experiencias de locos que ganaron y ganaron proyectos, de los primeros proyectos, yo te estoy hablando del año ’95, por ahí, que los locos se ganaron 5 o seis proyectos y al mes el director de la ONG tenía ya un auto nuevo (risas), porque, de verdad, se vieron con plata a destajo… porque los proyectos de afuera, claro, había que matizar, había un compromiso político, pero también había algún billetito para el bolsillo izquierdo, de llenarse un poco con la plata que venía de afuera, porque había menos restricción, no teníai que rendir la cuenta con una boleta como lo tenís que hacer con el gobierno hoy, y eso fue socavando de alguna manera la práctica de la EP y nos quedamos sólo en las metodologías que nos permitían tener a los cabros saltando de un lado pa’ otro, corriendo. Procesos dialógicos, procesos de reflexión, yo siento que se perdieron, ya no tenían mucho sentido desde la posición en que estaban ubicados los trabajadores sociales. Entonces claramente uno de los elementos yo creo que tiene que ver con el aterrizaje también de una política social mucho más avanzada de lo que fueron en los primeros años donde estaban cachando que se puede hacer y ya después se fueron perfeccionando, avasallando en todos los sectores o focalizándose en los sectores donde había precariedades estructurales económicas y en donde los sujetos que tenían una participación política ya no fueron protagonistas ni beneficiarios de las políticas, del quehacer de las instituciones que hacían trabajo popular. Entonces desde ahí estos cabros quedaron al margen y la idea era rescatarlos, que no estuviesen parados en las esquinas, que no fumaran pasta… que hicieran algo. Y ahí uno puede identificar que el ideal de la política era el control social, básicamente. No era desarrollar estrategias de movimiento, de comunicación, de compartir experiencias… no, era tener al grupito saltando, haciendo zancos, tocando música, de manera que estuvieran pensando en eso y no en otra guea… que no le fueran a hacer el gallito a las pifias que ya estaba teniendo la concertación en ese entonces, donde ya se estaban levantando las voces disconformes de algunos grupos más “desconfiados” como diría Agacino…

Pero las prácticas podrían haber seguido, precariamente como nosotros hoy día, al puro ñeque, pero igual hay un guateo ahí y se da algo extraño, a mi modo de ver, que empezando la decepción de la concerta, los movimientos en vez de radicalizarse, se van pa´la casa… y hoy cuando aparecen estos proyectos en forma super precaria, aparecen sin cuestionar directamente este modelo. De los años que llevo metido en este cuento, son contadas las veces que me topado en un Encuentro donde se de este discurso, directamente confrontacional con la Concerta… o nos queda un rollo anti Pinocho o anti globalización, pero no anti politicas sociales o educativas de la misma concerta…
No se, yo en algún minuto, nuestro enemigo era la dictadura y pasamos a un estado de no dictadura y nos dimos cuenta que el modelito no variaba mucho, la alegría no llegaba y nos dábamos cuenta que nos estaban embaucando, dijimos que nuestro enemigo era la concertación, que nos había cagado, que nos había ofrecido el oro y el moro y nunca pasó nada… entonces el discurso más de disgusto, de descontento fue más de: -Oye, nos ofrecieron esto y no nos han dado nada. ¿porqué no nos dan lo que nos ofrecieron? Desde ahí nuestro discurso se quedó un poco pegado en eso, por lo menos en lo particular… pero llega un momento dado en que ya ni siquiera es la concerta, en que la concerta… ya teníamos medianamente claro cómo se había dado todo esto, y eso no lo permitió el transcurso de la historia, que nos permitió ir creciendo , madurando, en relación a entender el proceso de Chile, que no es un proceso que nos están contando, sino que lo estamos viviendo…donde por ejemplo, situados en la esfera institucional, donde yo trabajo, desde las líneas más programáticas de lo que es la agenda social de la concertación, yo siento que están dados los elementos, por la política pública, y que siento que esos elementos van a estar aquí, en un futuro gobierno, en un gobierno de derecha, en un gobierno más popular, menos popular van a seguir estando. Pero la pega que nosotros tenemos, desde las apuestas super personales, pero también en las apuestas que vamos colectivizando, que vamos encontrando con otros, no necesariamente te implican fijar la crítica en el modelo de la concertación, si quisiéramos profundizar el modelo de democracia de la concertación, estaríamos ahí, pero creo que no estamos ahí, creo que estamos situados en un modelo que es otro, que es el que soñamos, que no tenemos claro, que es le que queremos construir con los demás, entonces desde ahí el desafío, la crítica, la reflexión , el cuestionamiento no está en como lo está haciendo la concertación, sino en cómo lo estamos haciendo nosotros y qué estamos haciendo nosotros para poder dar cuenta de un proyecto alternativo que es el que hemos estado soñando… desde que nací que estamos con el proyecto alternativo, y hemos tenido tropiezos, y la concertación como que nos engrupió en un momento con que la democracia, y que la íbamos a construir y que íbamos a ser ciudadanos libres. Ya, creo que hay un proceso de madurar también, en las prácticas, de darse cuenta que no queremos profundizar el modelo democrático de la concertación, sino construir el modelo democrático popular que es el que soñamos todos y que queremos construir con otros. Yo creo que ahí parte más o menos el fenómeno que tú señalai de porque en algún momento nos situamos ahí y ya no estamos pensando en cómo lo hace la concertación y como lo hace la Chanchi, si no que más bien es anecdotario, es más un anécdota. Que nos influye, si, yo trabajo desde ahí, pero desde ahí estoy descubriendo también las posibilidades, las brechas que te permiten copar los espacios que el modelo de la concertación no le está poniendo ojo. Particularmente, yo trabajo en juventud e infancia y el lineamiento de la política y el programa tiene que ver con lineamientos cuantitativos pero los elementos cualitativos, de cómo llegó el cabro y como está hoy, cuáles son las relaciones que se han establecido después de un año de trabajar con su familia, con su barrio, con la presidenta de la junta de vecinos, a la concertación y a la política no le ineteresa… ahora, si le interesa, en los factores cualitativos no, pero en los represivos si le interesa… en cómo pueden tener un programa que les permita tener monitoreados a 120 cabros, que no están siendo infractores de ley, o desertores del sistema escolar, que los estás manteniendo en orden, desde ahí esos elementos que si bien son objetivos en el sistema de recopilación de información, en lo subjetivo igual está instalado el tema del control social, de saber que están haciendo esos cabros. Ahora, la vida del tipo que está ahí no les interesa para nada. Pero a nosotros si. Nos interesa que crezca, que sea un sujeto crítico de su realidad, nos interesa que esté generando oportunidades de transformarse y transformar su entorno. Desde ahí yo creo que se está generando una posibilidad en las políticas de la concertación, que ellos no lo están tomando en cuenta… Estamos calladitos, no les vamos a ir a decir: -Pónganle ojo a esto!, ni cagando (risas), y esta ventanita nos está permitiendo desarrollar… porque pa’ mi fue un tema: ¿ cómo hago EP, una crítica a un sistema que maltrata a las personas trabajando en esa lógica, trabajando con esa plata? Me complicó en algún minuto pero ahora estoy con mucha más claridad, con mucho más optimismo, frente a estas ventanitas que se abren y ya no de manera subterránea, como fue en algún minuto el discurso de los educadores populares que trabajaban en la institucionalidad, que decían: - No, estoy haciendo mi pega, pero por debatito, estoy metiendo la puntita… No, yo creo que hoy la guea es explícita… pero como a los locos no les interesa la guea que tú estás haciendo en términos más cualitativos, no tenís porqué callarlo. Y podis hablarlo con las personas, con la red de instituciones con la que estás trabajando… sin ser gueon tampoco, sin llegar a hablar de revolución con los cabros, o si llega alguien y te pregunta si estabas hablando de revolución con los cabros: -No, si estábamos hablando de historia no más… Insisto en el tema de la maduración de la reflexión, están permitiéndonos hoy día, incluso en los espacios institucionales, desarrollar prácticas político-pedagógicas como en algún momento las hemos señalado, que no significa estar haciendo la pega desde la clandestinidad, sino que a rostro descubierto…

¿Qué es lo que te lleva a meterte de nuevo en prácticas que son por fuera? ¿El MOVER, el Encuentro Nacional?
Uno de los elementos, el primero, fue el querer encontrarse con otros que estuvieran hablando el mismo idioma que tú. En cuanto al espacio de expectativas, y del espacio de cariño que uno encuentra ahí, el espacio de buena onda, del reencuentro, del hacerse cariño, de encontrar chicas guapas en el movimiento también (risas)… encontrar el espacio que tu pega institucional no te está entregando o está super delimitado… y el poder encontrarse con otros que estén más o menos en la misma línea, y pensando todo el rato que el trabajo de la EP es encontrarse en un espacio de diálogo con el otro, claramente fue una necesidad. Puta, si yo estoy pregonando que la posibilidad de construcción con el otro está sobre la base de establecer un diálogo, sería inconsecuente no hacer tú lo mismo. Si el trayecto te ha ido mostrando que existen locos que están haciendo más o menos lo mismo, que ha habido encuentros y desencuentros y está la posibilidad de reencontrarse con ellos, y sólo por motivo s de tiempo lo dudé, pero no en términos de ganas… y creo que ese espacio de encontrase y reencontrase con otros, yo creo que ha sido super útil en mi vida…. He podido mejorar en términos de persona, he podido mejorar en términos profesionales y en el sentido de desarrollar un discurso y una práctica con mucho más sentido y con mucho más contenido…. Entonces, creo que es fundamental el poder pelar el cable con otros, poder juntarse y ver que estás haciendo algo que no es aislado, que otros también lo están haciendo, de otra manera, con otras personas, pero que lo está haciendo también… la necesidad de poder decir: -No estamos solos en esta guea, somos 20, somos 25 personas que estamos en algunos lugares de la región metropolitana, que estamos en Concepción, en Viña, en Copiapó… en otros lados que no cachamos, pero que hemos sentido ruidos de que habría gente que estaría haciendo lo mismo… Creo que eso, uno: alimenta el alma, porque nos permitimos seguir soñando y ese sueño lo podemos construir entre todos. Y a esta altura no es una posibilidad, es una necesidad. Una necesidad de contar con otros locos que están teniendo prácticas, que están teniendo reflexiones, espacios de diálogo que te permiten también un crecimiento en términos personales, yo también apuesto a que sea un crecimiento personal, de todas maneras y desde ahí que me parecía interesante el poder hacerse un tiempo, que no existe, pa’ poder compartir con otros tu experiencia, tus saberes, tus quereres, tus aprenderes… Yo creo que es importante también el tema de los afectos. O sea, encontrar un espacio donde sabís que te vas a tratar bien, que te van a tratar bien, que vas a tener discrepancias con otro pero vas a tener la altura para decir: -Puta, compañero, estoy en desacuerdo con esa guea… y que creo que es parte de la maduración que ha tenido este movimiento en el que yo he estado medianamente involucrado en estos últimos años y que ha mostrado una maduración. Por último en las relaciones que se generan en el grupo mismo, cosa que antes no, que era así como: -Puta, compañero si usted no está de acuerdo con esto está… equivocado! Que era propio de otra izquierda, que era más verticalista y que nos decía que teníamos que hacer lo que decía el presidente, o el secretario general. Yo creo que el encantamiento pasa también por sentirse parte de un movimiento político, que en algún momento yo fui super ajeno a involucrarme en partidos, no quiero ser del PS, del PC, de aquí, de allá, porque sentía que perdías libertades y este espacio no te coopta las libertades, y este espacio no, te permite la proposición, te permite la reflexión, en conjunto, con el que sabe más y con el que sabe menos, son distintos saberes…

Pero no deberá salir de eso, de ser un espacio de encuentro. Por que se da que en ese sentido, de los que participamos en la MOVER Metro, de los que se ven menos cohesionados son los mismos MOVER. No crees que deberían salir en algún momento de eso y pasar a alguna pega concreta y no sólo ser un espacio de encuentro para gente que trabaja en otros espacios…
Yo creo que así como va la cosa, que es bien diferente a como partió… porque cuando partió, el Pato, la Gema y yo, que eramos el MOVER, eramos el MOVER porque nos sentíamos cercanos al grupo que comenzó todo esto. Del Saavedra, del Salgado, de ahí nos conocíamos y habíamos tenido un par de prácticas que nos habían permitido tener encuentros con este par de locos. Pero colectivo, nunca fuimos colectivo, sino que fuimos los que facilitamos un encuentro con otros. Y cuando hicimos las evaluaciones, nos preguntamos: ¿quiénes somos nosotros?, ¿qué vamos a proponer nosotros como MOVER? Y se nos interpeló mucho con respecto a eso: -¿Quiénes son ustedes?, ¿qué hacen? Y yo creo que el MOVER fue el concepto que nos permitió agruparnos, y desde ahí preguntarnos: -¿qué mierda hacemos? No iba a ser el Pato, la Gema y el Iván los que iban a decir que iba a ser el MOVER, y de ahí salían voces que negaban la existencia del MOVER y en el fondo tenían razón ya que eramos un referente que… no existía. Entonces nuestra intención ahora es seguir convocando en el sentido de poder provocar algo con esto, y creo que eso, de alguna manera, se ha logrado y ya nos vemos enfrentado a otro escenario donde hay diferentes colectivos, algunos con más experiencia, otros con menos experiencia, pero hay un montón de ganas, un montón de sueños y de energías que de alguna manera hay que canalizarlas, cada uno desde su práctica, ustedes como Universidad Social, Andamios, nosotros como colectivo de educación de adultos, del cuál yo me siento parte y de esto que es el MOVER. Pero creo que hay que seguir en este desafío, y pajéandonos, en este trabajo de cómo teorizamos un poco la EP hoy día, desde nuestras prácticas particulares, desde nuestras prácticas individuales, como una Carito que está trabajando desde el trabajo social, o el Pato y la Gema que están desde espacios institucionales, donde también hay un cúmulo de experiencias donde el MOVER nos facilita volver a esas prácticas enriquecidos en nuestra reflexión…

Pero creo que tenemos un desafío mayor que es poder darle a prácticas más colectivas. De prácticas que nos permitan masificar esta guea, la EP. El otro día planteaba de porqué no plantear desafíos, yo conozco, todos conocemos a grupos con los que se puede dialogar, como invitación, grupos que se han mantenido alejados de la institucionalidad, de los apretados políticos, que tiene un cúmulo de acciones, de experiencias, que el último tiempo las han venido haciendo solos, que se han visto cooptados porque han tenido que trabajar hasta en la campaña del candidato de la derecha y han tenido que vender su trabajo pa’ eso. Entonces, desde ahí, yo siento que poder enriquecer el diálogo con estos otros, como colectivo, que se llama MOVER, nos van a permitir prácticas, en conjunto, que van a poner en práctica, valga la redundancia, nuestro discurso, nuestra reflexión, nuestra teorización. Porque claro, en la reflexión cotidiana que ustedes tiene como USEG sus reflexiones, sus discusiones, sus pajas que si bien se pueden ver enriquecidas con las discusiones del MOVER, son sus prácticas. Aisladas. Lo mismo que yo trabajando. Queremos darle con las viejas, queremos trabajar, y yo siento que estamos desarrollando alfabetización política, estamos conversando temas contingentes, estamos haciendo explícito que estamos siendo actores políticos en un sistema que nos niega esa posibilidad y desde ahí siento que el tener espacios de diálogo, de conversación –ni siquiera estamos pensando en una feria itinerante de EP, donde vamos a hablar de los conceptos más fundantes de lo que decía Paulo Freire, sino de ir creando espacios de encuentro, de diálogo, quizás un poco en lo que fueron las Escuelas Itinerantes de EP, en donde viajábamos, nos instalábamos en algún lugar a conversar básicamente metodologías para hacer con la gente, y desarrollábamos espacios super dinámicos y nos íbamos. Y la gente: -Oh, que bonita esta guea… y se quedaba dando vueltas la posibilidad de hacer dinámicas, para que la gente se integre, y desarrollemos ciertos temas quedaba instalado. Si nosotros pudiésemos replicar, y juntarnos… no sé, con el Centro Cultural Sol Naciente, que trabaja en la Comuna de Peñalolén, y que ha temido encuentros con otros locos, y decir que queremos conversar sobre el sentido de la EP, del quehacer social que ustedes tienen, hay que partir por lo más básico, a lo mejor, sobre los sentidos que cada cuál tiene y no pasar máquina diciendo: -No cabros, hay que hacer EP… En ese sentido, yo creo que hablar de alfabetización política con os que nosotros pretendemos hacer esa campaña, no es muy viable, pero pa’ nosotros, trabajar el tema de la alfabetización política es un tema clave… pa’ saber qué estamos haciendo, de qué estamos hablando. O sea, el trabajar e ir a decirle a los dirigentes de la Junta de Vecinos número 18: -Oye, lo que ustedes hacen con sus vecinos es EP, por lo tanto deben hacer esto y esto otro, no me parece… pero en un proceso de ir conociéndonos, de ir poniéndonos en sintonía, nos permitirá decir: -Si, lo que estamos haciendo tiene como objetivo la transformación… de nuestro barrio, villas, población, de nuestra ciudad, etcétera, y desde ahí levantarnos. Yo creo que ese es un desafío que si lo planteamos tiene desde aquí y pa’… mucho rato más… y por otro lado, si sólo nos quedamos para juntarnos a discutir, teóricamente, masturbándonos mentalmente sobre nuestras prácticas nos vamos a aburrir, y nos vamos a devolver a esas prácticas que si le daban un sentido en si misma. Por eso creo que es necesario ir matizando esta propuesta. No creo que la idea tampoco sea ser unos precoces y decir: -Ya, cabros, salgamos a la calle… a hacer trabajo popular, sin no tenemos los elementos para eso. Pero creo que es algo para el corto plazo, ni para el mediano ni para el largo, sino para el corto plazo, sueño con hacer entre todos, muy al estilo de lo que se hace de trabajo voluntario en las universidades o la Iglesia, el poder desarrollar espacios dond uno pueda decir: Oye, porque no vamos a una pobla e ir a los lugares a trabajar. A lo mejor manejamos algunas dinámicas, elementos más teóricos, elementos más prácticos, no sé, talleres de guitarra… y a la luz de eso, también desarrollamos espacios de reflexión, de encuentro, de diálogo, y de propuestas…

Yo creo que, en la medida de que seamos capaces de proyectarnos en conjunto y no de imponernos gueas, si no nos hace sentido a todos, entonces estamos dando palos de ciego. Yo creo que somos un espacio que, si a mi me preguntai, hay que darle más. Pensando, uno: que seríamos muy pajeros si matamos un espacio que tiene muchas posibilidades. Segundo, porque si no llevamos a la práctica lo que nuestro discurso dice, vamos a ser unos pajeros más que pasaron por la historia de la EP, no más… y yo no quiero, porque estamos ya con pantalones casi llegándonos a los tobillos…

Pero hay un rollo ahí de que la EP sería un trabajo prepolítico, de juntar gente, de generar identidad, para, una vez desarrollado esto, venga un proceso político que desarrollan los grupos políticos. Y pareciera que pa’ nosotros también es así, como si sólo nos pudiésemos pensar en lo local, no en lo más global.
Yo creo que tiene que ver con el contexto. El contexto en el que estamos es demasiado precario y, por lo tanto, el trabajo que yo visualizo para la EP, es facilitar que esos espacios de diálogo, tan precarios, se multipliquen… en los espacios locales, en las poblaciones, en las universidades, en los colectivos, no sé. Porque creo que es necesario desgastarse un rato para poder masificar este cuento, en pregonar la liberación, de alguna manera. En ese sentido, la tarea de la EP estaría ahí, en desgastarse, desarrollar estrategias que nos permitan, como lo venimos planteando desde el MOVER, trabajar la identidad popular, lo primero está ahí. No aspiro a tener a la mayoría de la población convencida del proyecto popular, para nada, pero si crecer de lo que hoy día tenemos, que es muy poco… y una vez que nosotros tengamos, y estoy pensando en el proyecto político, un espacio que nos ha permitido instalar la temática, instalar la necesidad de la transformación, nosotros seguimos ahí, pero pasamos a la fase dos: que es lo que planteara Freire en la transitividad ingenua y la intransitividad crítica, y creo que eso es parte de todo el proceso de intervención que como educadores populares estamos desarrollando en los diferentes espacios y lugares desde los que desarrollamos nuestras prácticas porque si nos quedamos sólo en este espacio, en el colectivo que agrupa a colectivos, convenciéndonos en la necesidad de transformar nos vamos a encontrar que cuando salgamos a las calles, compañero, la gente va a decir: -Ya, otra vez estos culpaos… muchas veces nos usaron como carne de cañón…o sea, hay todo un proceso de transformación del ideario de la revolución que mucha gente tiene. Uno se encuentra en la calle, en la pobla con la gente y te dicen: -Revolución… eso ya fue, eso ya pasó a la historia… cuando somos capaces de devolverle el sentido a ese término, a esa idea, vamos a ser capaces de caminar juntos con el otro en una segunda parte. Por eso yo creo que es necesario la alfabetización política para poder instalar en la gente, en las personas la noción de la realidad en que vivimos, en la dominación. Primeros tenemos que ser conscientes en sí, para pasar después a la conciencia para sí, cachai, y desde ahí no veo a la EP como el “instructor de”, sino que es un proceso, proceso de transformación. Yo no creo que seamos vanguardia, si somos vanguardistas en el sentido de que queremos llegar a un lugar e instalar una temática, queremos instalar una guea y en eso somos vanguardistas, pero en el caminar, no somos nosotros la vanguardia, la vanguardia somos nosotros, pero en tanto pueblo, ahí somos vanguardia…

¿Estamos más precarios que a principios de los ’90?(Largo silencio) Yo creo que si y no. Si estamos precarios porque a principios de los ’90 quedaban resabios de identidad popular y, en ese sentido, la identidad popular que esperaba, esperaba, esperaba, se diluyó y el que ayer lo vieras como compañero, desde la R, la resistencia, desde la juventud rebelde, hoy día lo veis vendiendo pasta base… y no estoy inventando, es verdad. Se ha perdido la mística de la identidad popular. Y desde ahí, cuando nos planteamos desde la alfabetización política el recomponer esa identidad popular, ahí los educadores populares, como vanguardia, tenemos mucho que ver y que desarrollar, ya que tenemos grandes desventajas de lo que era a principios de los ’90. Pero estamos mucho más desarrollados en el sentido de la maduración de la que hablaba antes, de ya no estar por la profundización del modelo de democracia de la concertación, sino que estamos desarrollando un proyecto cuando todos nos decían que esto se acabó, que se acabó la historia, que se acabó todo, que no había que pensar en gueás. No, seguimos pensando que es posible que… otro mundo es posible (risas)…